Tradicionalmente la técnica más utilizada para la cirugía de varices fue la safenectomía o stripping. Sin embargo se trata de una intervención relativamente agresiva. Requiere ingreso hospitalario, anestesia regional o general, y se basa en la extirpación de las venas safenas y sus colaterales insuficientes. Todo ello conllevaba un período de recuperación mucho más prolongado.
En 1988 Claude Franceschi describió un nuevo procedimiento para el tratamiento de la insuficiencia venosa crónica, basado en la eliminación de los puntos de fuga que originan las varices, que acabarán desapareciendo gracias a su drenaje en el sistema venoso profundo. Este procedimiento se denominó CHIVA por sus siglas en francés de Cura Hemodinámica de la Insuficiencia Venosa Crónica. Nace el nuevo concepto de cirugía hemodinámica venosa, que tiene como principales aportaciones la conservación del capital venoso superficial, y el carácter del método, que nos exige un estudio hemodinámico con Eco-Doppler, y por tanto nos ayuda a profundizar en el conocimiento de esta patología.
Podremos aplicar el tratamiento en la gran mayoría de los casos. Dada su baja agresividad, este tratamiento se puede llevar a cabo también en pacientes de edad avanzada así como en aquellos que presentan patologías asociadas.
Marcaje preoperatorio. Justo antes de la intervención realizaremos un marcaje con Eco-Doppler, identificando los puntos exactos sobre los que actuaremos quirúrgicamente. Marcaremos con un rotulador sobre la piel estos puntos, e informaremos al paciente del número aproximado de incisiones que le realizaremos.
Intervención quirúrgica. Se lleva a cabo con anestesia local, únicamente en los lugares de la piel en los que vayamos a hacer una incisión. De este modo el paciente sale caminando del quirófano por su propio pie.
Postoperatorio. Le recomendaremos que en las semanas que siguen al tratamiento camine al menos una hora diaria. La acción de la bomba muscular de la pierna conseguirá la involución progresiva de las varices.
Ventajas. Sus principales ventajas sobre la tradicional flebectomía serán una recuperación inmediata de la actividad física, con una reincorporación laboral precoz, una menor tasa de complicaciones como hematomas o parestesias debidas a lesiones del nervio safeno, así como una menor incidencia en la aparición de telangiectasias postoperatorias. La preservación de las safenas potencialmente nos permitirá su uso posterior en cirugías de revascularización miocárdica o de las extremidades inferiores.
Tras una experiencia superior a 18 años desarrollando esta técnica he observado que continúa siendo el tratamiento de elección en gran número de pacientes. Los avances médicos en los últimos años nos aportan nuevos métodos endovasculares cada vez menos agresivos. Pero la innegable aportación del CHIVA es que al obligarnos a realizar un estudio hemodinámico con Eco-Doppler , éste nos guiará para decidir cuál es la técnica más adecuada en cada paciente en concreto.
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